6 de abril de 2011

a propósito de "Graffiteros" (una intro)

“Te voy a romper el culo”. El mensaje tomaba cuerpo en plena avenida, a la vista de todos. Casi como parte del paisaje urbano, un detalle mas en la composición de una postal de la ciudad. “Te voy a romper el culo”. Categórico, simple, directo, prácticamente políglota. Un acierto del lenguaje tatuado en el armazón de hierro donde alguna vez se encontró un teléfono público. Aquel espacio que en tantas ocasiones sirvió como canal para las comunicaciones, era ahora él mismo el mensaje. Casi podía decirse que aquel viejo armatoste era el que gritaba “te voy a romper el culo”, cual anciano senil, que ya sin dientes ni pantalones agitaba un puño al aire, para darle al tiempo una última estocada: la del orgullo.