27 de abril de 2011

a propósito de "Borrador" (un incipiente)

Tres casas más allá de la pulpería. Una cocina, un comedor, un dormitorio, una casa. Todo está junto. Todo es lo mismo. Puertas afuera, la letrina y el lavadero. Casi iguales. El rancho es tan chico que no entra ni la luz. Literalmente. Camilo y Rosa son ciegos. Los dos. Ella de nacimiento. Él de tristeza, dice. Rosa no le cree, se enoja y resopla cada vez que lo escucha decirlo. Cuando ella se da media vuelta, él explica que se cansó de contarle a Rosa lo que veían sus ojos. Dice que los ojos se le apagaron solos para caminar de la mano de su mujer. Dice que no es justa tanta vista para uno.

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